Los marcadores biológicos de la esquizofrenia y otras psicosis
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Abstract
La investigación psiquiátrica biológica ha evolucionado en forma muy importante desde Kraepelin, a fines del siglo pasado, hasta el momento actual, en que se están buscando los llamados marcadores biológicos de las psicosis funcionales. La búsqueda de marcadores biológicos tuvo en un principio el fin de depurar los diagnósticos psiquiátricos y, fundamentalmente, encontrar una teoría respecto a estas enfermedades. En un principio se buscaban marcadores específicos de enfermedad, parámetros que permiten determinar los diferentes tipos de depresión o que facilitaran el diagnóstico de la esquizofrenia. Se esperaba que por este medio se pudiera establecer la etiología o, cuando menos, contar con un elemento relacionado con la patogénesis. Dado el estado actual de la investigación, parece probable que sólo se encuentren marcadores que puedan señalar la predisposición y que podrían no estar relacionados con la etiopatogénesis. En este momento se han establecido los conceptos de marcador de rasgo, que se refiere a los hallazgos invariables que pueden observarse en los pacientes con trastornos mentales endógenos en la fase aguda, y aún en su remisión; y el de marcador de estado, que indica que sólo va a manifestarse en grado variable mientras esté presente la sintomatología de la enfermedad. Uno de los marcadores de estado que ha sido ampliamente estudiado es la prueba de supresión con dexametasona, que se encuentra alterada en la depresión y que no es específica para este trastorno psiquiátrico, pues se ve alterada por las modificaciones en el peso y en la anorexia nervosa. Esta prueba ha sido utilizada como un predictor bastante atinado de respuesta al tratamiento, así como de la recaída. Hay otras pruebas, como la propuesta por Matussek, con clonida, que investiga la sensibilidad de los receptores adrenérgicos centrales por medio de la respuesta de la hormona de crecimiento en la depresión, y que se comporta como un marcador de estado, pues no sólo es anormal mientras los síntomas depresivos están presentes, sino también en el intervalo libre de ellos. Laakmann desarrolló una prueba más de estimulación, que caracteriza la sensibilidad del receptor alfa-2 central por medio de la aplicación de desimipramina. Los autores han hecho investigaciones en la esquizofrenia, con apomorfina, un agonista dopaminérgico con acción central que a dosis bajas ocasiona una evaluación significativa de la secreción de la hormona de crecimiento. Ackenheil y Bondy realizaron estudios sobre la unión de diferentes ligandos marcados a receptores alfa-2 de plaquetas, beta-2 de granulocitos y sitios de unión de la spiroperona en linfocitos. En cuanto a la capacidad de unión observada en los pacientes esquizofrénicos sin tratamiento, hubo un incremento significativo en la unión de la spiroperona a los linfocitos al compararlo con controles normales, el cual permaneció constante en la remisión, lo que puede sugerir que se trata de un marcador de rasgo, más que de estado. En los receptores beta-2 se observaron cambios que pueden interpretarse como una disminución en el número de receptores. Las alteraciones en los receptores alfa-2 fueron menos claras. Además de estudiar a los pacientes, se investigó a sus padres, quienes mostraron alteraciones similares a las de los pacientes en cuanto a los sitios de unión para la spiroperona. Estos hallazgos sugieren la posibilidad de haber encontrado un marcador de vulnerabilidad para la esquizofrenia, determinado genéticamente.
Keywords:
clasificación, esquizofrenia, genética, psicobiología, psicosis, diagnóstico médico, relación fisiológica